Clínica de Próstata en Lima

01. Información completa sobre la cirugía de próstata.
02. ¿Por qué es necesario realizar una cirugía de próstata.
03. Evaluación quirúrgica y preparación preoperatoria para la cirugía de próstata.
04. Procedimiento detallado de la cirugía de próstata.
05. Proceso de recuperación posterior a la cirugía de próstata.
06. Beneficios y riesgos de someterse a una cirugía de próstata.

La cirugía de próstata es un procedimiento clave para tratar afecciones como la hiperplasia benigna de próstata (HBP) y el cáncer de próstata. Entre las técnicas más comunes se encuentra la Resección Transuretral de la Próstata (RTU), que implica eliminar el tejido prostático obstructor a través de la uretra, y la prostatectomía radical, que es la extirpación completa de la próstata y tejidos adyacentes, realizada mediante técnicas abiertas, laparoscópicas o robóticas, especialmente en casos de cáncer. La preparación para estas cirugías incluye evaluaciones como análisis de sangre y estudios de imagen para planificar correctamente el procedimiento. La recuperación puede variar: es más rápida con la RTU, mientras que la prostatectomía radical requiere más tiempo y puede incluir riesgos de incontinencia urinaria y disfunción eréctil. Los riesgos generales de la cirugía de próstata abarcan infecciones, sangrado y complicaciones a largo plazo como incontinencia y disfunción sexual. Discutir exhaustivamente estos aspectos con un urólogo es crucial para tomar una decisión informada sobre el tratamiento y manejar adecuadamente las expectativas postoperatorias.

La cirugía de próstata es necesaria cuando existen condiciones médicas que no responden adecuadamente a tratamientos menos invasivos. Principalmente se realiza por dos razones: la hiperplasia benigna de próstata (HBP) y el cáncer de próstata. En el caso de la HBP, la cirugía se considera cuando el agrandamiento de la próstata provoca síntomas urinarios severos que afectan significativamente la calidad de vida del paciente, como obstrucción del flujo urinario, infecciones recurrentes, o daño renal. En cuanto al cáncer de próstata, la cirugía busca eliminar el tejido canceroso y prevenir su diseminación, siendo una opción cuando el cáncer está localizado dentro de la próstata o se ha extendido solo a áreas cercanas. La decisión de realizar una cirugía debe basarse en una evaluación cuidadosa de los beneficios potenciales y los riesgos, y es esencial para restaurar la función normal y mejorar la salud general del paciente.

La evaluación quirúrgica y la preparación preoperatoria para la cirugía de próstata son pasos fundamentales para asegurar el éxito del procedimiento y minimizar riesgos. Inicialmente, el paciente es sometido a un examen físico completo y a una serie de pruebas diagnósticas, que incluyen análisis de sangre, pruebas de función renal, estudios de imagen como ecografías o resonancias magnéticas, y biopsias si se sospecha de cáncer. Estas evaluaciones ayudan a determinar la extensión de la enfermedad y a planificar la intervención más adecuada. Además, se revisa la medicación actual del paciente para hacer ajustes necesarios y minimizar el riesgo de complicaciones como el sangrado. Los pacientes reciben instrucciones específicas sobre cómo prepararse para la cirugía, que generalmente incluyen ayuno de varias horas antes del procedimiento y orientaciones sobre la higiene personal para reducir el riesgo de infecciones. Este proceso meticuloso de preparación es crucial para facilitar una cirugía segura y para promover una recuperación rápida y efectiva postoperatoria.

El procedimiento detallado de la cirugía de próstata varía según el volumen prostático y la técnica empleada, adaptándose a las necesidades específicas de cada paciente y al tamaño de la próstata:

1. RTU Monopolar para volumen prostático menor de 60cc:
   • Técnica: Se utiliza un resectoscopio con un asa monopolar que transmite corriente eléctrica para cortar el tejido prostático obstructor.
   • Procedimiento: Se introduce el resectoscopio a través de la uretra. El tejido se reseca en tiras y se extrae. Es adecuado para próstatas más pequeñas y ofrece precisión en la eliminación del tejido.
2. RTU Bipolar para volumen prostático menor de 90cc:
   • Técnica: Similar a la RTU monopolar, pero utiliza tecnología bipolar, lo que reduce el riesgo de complicaciones como el síndrome de TURP (absorción de líquidos excesiva).
   • Procedimiento: El resectoscopio bipolar también se introduce a través de la uretra, y el tejido prostático se reseca sin el riesgo asociado con la transmisión de corriente a través del cuerpo del paciente.
3. Corte para volumen de próstata mayor de 90cc:
   • Técnica: En próstatas grandes, se opta por técnicas más invasivas como la prostatectomía abierta o la laparoscópica, dependiendo de la situación clínica y preferencias del cirujano.
   • Procedimiento: Se realiza una incisión en el abdomen o se emplean técnicas mínimamente invasivas para acceder y extraer completamente el tejido prostático excesivo.
4. Sin Corte o Enucleación para volumen mayor de 90cc:
   • Técnica: La enucleación prostática con láser (HoLEP o similar) es una opción para volúmenes grandes, donde el láser se utiliza para separar el tejido prostático de la cápsula sin realizar cortes.
   • Procedimiento: Se emplea un láser a través de un resectoscopio para enuclear el tejido prostático, que luego se fragmenta y se extrae a través de la uretra. Esta técnica minimiza el sangrado y acelera la recuperación.

• Recuperación y cuidados postoperatorios:
  • RTU Monopolar y Bipolar: Generalmente requieren estancia hospitalaria breve, con un período de recuperación que incluye el manejo del dolor y la prevención de infecciones. Se utiliza un catéter temporalmente para ayudar en la micción.
  • Cirugía abierta y HoLEP: Pueden requerir una estancia hospitalaria más prolongada, con un enfoque intensivo en la recuperación y rehabilitación postoperatoria.

Cada uno de estos métodos tiene indicaciones específicas basadas en el tamaño de la próstata y las condiciones generales del paciente, y la elección del procedimiento depende de múltiples factores clínicos y preferencias del paciente y el equipo médico.

El proceso de recuperación después de una cirugía de próstata depende del tipo de procedimiento realizado y de las condiciones individuales de cada paciente. Aquí describo algunas consideraciones generales que se aplican a la mayoría de las cirugías prostáticas, como la resección transuretral de la próstata (RTU), la prostatectomía radical, y técnicas más modernas como la enucleación con láser.

• Cuidado inmediato postoperatorio:
  • Manejo del dolor: Es común experimentar algo de dolor y malestar después de la cirugía. Los médicos proporcionarán medicamentos para controlar el dolor y asegurar una recuperación más confortable.
  • Catéter urinario: Casi siempre se coloca un catéter urinario después de la cirugía para ayudar a drenar la vejiga. Este catéter puede necesitarse por unos días o semanas, dependiendo de la cirugía.
• Recuperación en el hospital:

La duración de la estancia hospitalaria varía. En procedimientos como la RTU, los pacientes pueden irse a casa en uno o dos días, mientras que las prostatectomías más invasivas pueden requerir una estancia más larga.

• Recuperación en casa:
  • Actividad: Se recomienda evitar levantar objetos pesados o realizar esfuerzo físico intenso durante las primeras semanas. Sin embargo, se alienta a los pacientes a caminar y moverse regularmente para prevenir complicaciones como coágulos de sangre.
  • Cuidado del catéter: Los pacientes recibirán instrucciones sobre cómo cuidar del catéter en casa, si es aplicable.
  • Consumo de líquidos: Es importante beber suficientes líquidos para ayudar a limpiar la vejiga y prevenir infecciones.
• Seguimiento médico:
  • Visitas de seguimiento: Se programarán citas de seguimiento para monitorear la recuperación del paciente, manejar cualquier complicación y retirar el catéter cuando sea apropiado.
  • Evaluación de la función urinaria y sexual: Parte del seguimiento incluirá evaluar cualquier efecto secundario como incontinencia urinaria o disfunción eréctil, que son posibles complicaciones, especialmente después de una prostatectomía radical.
• Ajustes a largo plazo:
• • Dieta y estilo de vida: Puede ser necesario hacer ajustes en la dieta y en el estilo de vida para mejorar la salud general y el funcionamiento de la próstata.
  • Ejercicios de Kegel: Se pueden recomendar para fortalecer los músculos pélvicos y ayudar a controlar la incontinencia urinaria.
• Reconocimiento de complicaciones:

Es crucial estar atento a signos de infección, dificultades severas para orinar, o un aumento en el dolor, y reportar estos síntomas al médico inmediatamente.
El tiempo total de recuperación puede variar ampliamente; algunos hombres recuperan sus niveles de actividad normales en pocas semanas, mientras que otros pueden necesitar meses para recuperarse completamente, especialmente en términos de función sexual y control urinario. La comunicación continua con el equipo de atención médica es esencial para gestionar adecuadamente la recuperación postoperatoria.

La cirugía de próstata ofrece varios beneficios significativos pero también conlleva ciertos riesgos, como cualquier procedimiento quirúrgico mayor. Entre los beneficios, destacan la pérdida de peso considerable y rápida, que a menudo se observa en los pacientes, mejorando su movilidad y calidad de vida en general. Este tipo de cirugía también puede llevar a una mejora o remisión de enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2, hipertensión arterial, apnea del sueño y problemas articulares, reduciendo así el riesgo de enfermedades cardiovasculares a largo plazo. Además, los cambios hormonales inducidos por la cirugía pueden disminuir el apetito y aumentar la sensación de saciedad.

En cuanto a los riesgos, incluyen complicaciones postoperatorias como infecciones, sangrado, y en casos raros, la muerte. Existen también riesgos específicos asociados con la reducción del tamaño del estómago, tales como deficiencias nutricionales debido a una capacidad reducida para absorber nutrientes, lo que puede requerir la ingesta de suplementos vitamínicos de por vida. Además, el paciente puede experimentar el síndrome de dumping, una condición que ocurre cuando el alimento pasa demasiado rápido del estómago al intestino delgado, causando síntomas como náuseas, vómito, diarrea, mareos y sudoración.